Luces y sombras de la Medicina del Trabajo
Muchos son los cambios acontecidos en nuestra especialidad desde la publicación de la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales y el Reglamento de los Servicios de Prevención
y la implicación que han tenido en la Medicina del Trabajo actual.
Entre los avances más importantes, cabe destacar el nuevo programa formativo de la especialidad,
en el que el residente pasa a recibir, por fin, una formación hospitalaria y remunerada con la
creación de las Unidades Docentes de Medicina del Trabajo, la creación de la Cátedra de Medicina
del Trabajo en la Universidad Europea de Madrid, que desarrolla novedosos proyectos de investigación
en nuestra especialidad en el ámbito de la medicina predictiva y personalizada, la actualización
del nuevo cuadro de enfermedades profesionales, la protocolización de las actividades en la vigilancia
de la salud, el incremento en el desarrollo de jornadas de formación y eventos científicos de
ámbito nacional y autonómico, la reactivación en algunas comunidades autónomas de la prescripción
médico-farmacéutica, el nacimiento del libro blanco de vigilancia de la salud, y la abundante
normativa desarrollada en estos años en materia de salud laboral, entre otras muchas cosas.
Sin embargo, todavía quedan pendientes muchos aspectos a mejorar, como la falta de un sistema
adecuado y completo de notificación y registro de enfermedades profesionales y enfermedades
relacionadas con el trabajo, la ausencia de desarrollo del artículo 38 en la comunicación con el
sistema público de salud, que dificulta la comunicación y coordinación con atención primaria,
especializada, inspección y equipos de valoración de incapacidades, el escaso número de casos
diagnosticados y declarados de enfermedades profesionales a pesar de la nueva normativa, las dificultades
para conseguir financiación para la formación de nuevos especialistas de Medicina del
Trabajo, y la escasa sensibilidad hacia la especialidad encontrada en algunas administraciones.
También debemos reivindicar la inclusión en el pregrado de contenidos de nuestra especialidad,
el desarrollo de la carrera profesional, el mantenimiento y la mejora de los servicios
de prevención propios, la adecuación de las retribuciones que en muchos casos obliga al especialista
en Medicina del Trabajo a dedicarse a otras actividades asistenciales, y la negativa a la
mercantilización de los exámenes de salud en numerosos servicios de prevención ajenos que
son realizados por médicos no especialistas, o en otras ocasiones se convierte a los médicos del
trabajo en meros hacedores de reconocimientos médicos y se olvida el conjunto de actuaciones
a realizar para conseguir una adecuada vigilancia de la salud de nuestros trabajadores.
Seguiremos intentando desde la asociación aportar nuestra convicción y experiencia, para
que cada vez tengamos más luz y menos sombras en esta nuestra querida especialidad.
Director y Comité de Redacción
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